El glifosato, es un herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es absorbido por las hojas y no por las raíces. Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o pulverizarse a tocones como herbicida forestal.
El 20 de marzo del 2015, la Organización Mundial de la Salud declaró, que el glifosato es “un probable carcinógeno para los seres humanos” y lo clasificó en el Grupo 2A. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) define el Grupo 1 “como carcinógeno para los seres humanos. El siguiente grupo, el 2A, menos maligno, lo define “como probablemente carcinógeno para el ser humano”. También que existe “evidencia limitada” de que el glifosato puede producir linfoma no Hodgkin en los seres humanos, y que hay pruebas “convincentes” de que puede provocar cáncer en animales de laboratorio.
Encuentran restos de herbicida en las mayores marcas de cervezas alemanas, podría provenir de la cebada importada para producir la cerveza, algo que afectaría principalmente a Francia, Dinamarca y el Reino Unido. “Para alcanzar una cantidad sensible para la salud habría que beber 1.000 litros de cerveza (al día). Aún no he visto a nadie en Baviera que se beba 1.000 litros de cerveza. Y si se los bebe, la muerte llega no por los pesticidas, sino por otras razones”, aseguró el ministro de Agricultura alemán, Christian Schmidt.
Si bien, la presencia del herbicida es más frecuente encontrarlo en mayores concentraciones en cervezas de producción industrial, hoy, con mayor fuerza crece la tendencia de producir cerveza en manos de artesanos “micro cerveceros” y utilizando solo productos orgánicos, como materia prima.
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